Las personas trabajadoras inmigrantes sufren accidentes causados por calor en mayor proporción que la media general, lo que evidencia su mayor exposición a entornos extremos sin suficiente protección
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) vuelve a denunciar la alarmante vulnerabilidad de las personas trabajadoras de nacionalidad y origen extranjero frente a los riesgos laborales derivados de las altas temperaturas, que año tras año se agravan como consecuencia del cambio climático. Lejos de ser una excepción, las olas de calor se han convertido en un riesgo estructural y previsible, ante el cual muchas empresas siguen sin actuar de manera responsable, especialmente en los sectores más precarizados y con mayor presencia de mano de obra inmigrante.
La siniestralidad laboral derivada de fenómenos meteorológicos adversos no hace más que confirmar lo que desde hace años venimos denunciando desde UGT: la desigualdad en el acceso a condiciones de trabajo seguras, la desprotección de las personas trabajadoras extranjeras y la falta de cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales, tanto por parte de algunos empleadores como por la insuficiencia de medios inspectores. La situación administrativa de la persona inmigrante define su vulnerabilidad.
Datos alarmantes: la siniestralidad castiga más a los trabajadores extranjeros
Los datos oficiales del Ministerio de Trabajo y Economía Social correspondientes al año 2023 son contundentes:
- De los 619 accidentes de trabajo mortales registrados, 109 fueron sufridos por personas de nacionalidad extranjera, lo que representa un 18% del total.
- En comparación, las personas extranjeras representaron el 15% de los accidentes con baja, es decir, existe una clara sobrerrepresentación de la población inmigrante en los accidentes más graves y mortales.
Esto no es una coincidencia, sino el reflejo de una estructura de desigualdad que sitúa a los trabajadores extranjeros en los puestos más peligrosos y precarios, con menor formación preventiva, mayor informalidad, y mayor miedo a denunciar.
Incidencia superior y creciente
El Índice de Incidencia anual (accidentes por cada 100.000 trabajadores) para personas extranjeras en 2023 fue de 3.296,25, un 20,3% superior al de los trabajadores y trabajadoras de nacionalidad española. Es un aumento preocupante respecto al año anterior (2022), cuando la diferencia era del 13%.
Este dato confirma que, lejos de mejorar, la brecha en la seguridad laboral entre población nacional y extranjera se está ampliando. Es una tendencia inadmisible en un país que se declara garante de los derechos laborales.
Sectores más peligrosos: el peso de la inmigración
Las y los trabajadores de nacionalidad extranjera se concentran en sectores estructuralmente peligrosos:
- Construcción: en junio de 2025, el 20,6% de las personas afiliadas en este sector eran extranjeras.
- Agricultura: el 38,6% de los afiliados al Sistema Especial Agrario eran de nacionalidad extranjera; entre los hombres, el porcentaje asciende al 46,5%.
- Hostelería y servicios: más del 26% de las mujeres afiliadas en este sector son extranjeras.
Estos sectores no solo presentan altas tasas de siniestralidad, sino que además concentran trabajos al aire libre o en ambientes sin climatización, donde el calor extremo supone un peligro real para la salud y la vida.
Accidentes causados por calor o temperaturas extremas
Entre enero y mayo de 2025, de los 208.916 accidentes con baja, 2.412 (un 1,1%) fueron causados por contacto con llamas o entornos con temperaturas elevadas.
En comparación:
- El 1,5% de los accidentes de trabajo con baja de hombres extranjeros fueron por estas causas.
- El 2,5% en el caso de las mujeres extranjeras.
Esto significa que las personas trabajadoras inmigrantes sufren accidentes causados por calor en mayor proporción que la media general, lo que evidencia su mayor exposición a entornos extremos sin suficiente protección.
Además, con datos de 2021:
- El 2,1% de los accidentes graves o mortales sufridos por hombres extranjeros fueron por calor o llamas.
- En mujeres extranjeras, el porcentaje se eleva al 4,4%.
Estos datos refuerzan la urgencia de medidas preventivas específicas dirigidas a estos colectivos.
Ocupaciones más afectadas por género
Según los datos de 2023:
• Hombres: las ocupaciones con mayor siniestralidad fueron:
o Albañiles (8%)
o Peones de industrias manufactureras (8%)
o Peones agrícolas (6,8%)
• Mujeres:
o Personal de limpieza (18,4%)
o Camareras (10%)
o Cocineras (6,7%)
o Peones de manufactura (6,4%)
o Peones agrícolas (6%)
Muchos de estos puestos están ocupados por personas inmigrantes en condiciones de precariedad y desprotección, muchas veces sin contrato o sin formación en prevención.
¿Por qué son más vulnerables los trabajadores extranjeros?
UGT denuncia una realidad estructural que explica esta mayor siniestralidad:
- Situación administrativa irregular: muchas personas inmigrantes trabajan sin papeles, lo que las expone a contrataciones ilegales, jornadas abusivas, ausencia de formación en prevención., miedo a denunciar por temor a perder su empleo o ser expulsadas del país.
- Barrera idiomática y falta de formación adaptada: la ausencia de materiales y acciones formativas en diferentes idiomas o adaptadas a personas recién llegadas limita la eficacia de la prevención.
- Desconocimiento de derechos: muchas personas desconocen que tienen derecho a interrumpir su trabajo si su salud o vida corren peligro, tal como establece la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
- Sobrerrepresentación en sectores de alto riesgo: como ya se ha indicado, los trabajadores extranjeros se concentran en los sectores más peligrosos y menos regulados.
La respuesta institucional: insuficiente, aunque creciente
Aunque ha habido avances en la actuación de la Inspección de Trabajo:
- En 2021, hubo 704 actuaciones sobre condiciones meteorológicas adversas.
- En 2024, la cifra se elevó a más de 11.500 actuaciones.
- Las infracciones detectadas pasaron de 57 (2021) a 275 (2024).
- Las sanciones económicas también aumentaron: de 175.000 euros en 2021 a 1.400.000 euros en 2024.
UGT valora positivamente este refuerzo, pero lo considera insuficiente, especialmente en zonas rurales y sectores como el agrícola y la construcción, donde sigue existiendo una gran opacidad y subregistro de accidentes.
También reconocemos la publicación en junio de 2025, por parte del MITES, de una guía de actuación inspectora sobre fenómenos meteorológicos adversos, pero advertimos que debe ir acompañada de sanciones más severas y campañas de formación para empresas y personas trabajadoras.
Exigencias de UGT
Desde la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores, se exige:
- Que el Gobierno agilice la renovación de la LPRL (Ley de Prevención de Riesgos Laborales), en la mesa del Diálogo Social abierta desde febrero del 2024. Debe incluir de manera más concreta y garantista la prevención de los riesgos climáticos para todas las personas trabajadoras, incluido por supuesto los trabajadores y trabajadoras migrantes.
- Planes específicos de protección frente al calor, obligatorios en sectores de riesgo.
- Formación adaptada por idioma y nivel de comprensión, para todas las personas trabajadoras, sin importar su situación administrativa.
- Reforzar la Inspección de Trabajo especialmente en zonas agrícolas y de alta siniestralidad.
- Reconocimiento del golpe de calor como accidente laboral de forma automática.
- Políticas de regularización para personas en situación irregular como herramienta de justicia laboral y social.
- Revisión de los convenios colectivos para incluir cláusulas específicas sobre condiciones climáticas extremas.
- Campañas públicas para que los empleadores cumplan la normativa y para informar a las personas inmigrantes sobre sus derechos.
La vida de las personas no puede depender de su nacionalidad y origen
UGT recuerda que todas las personas trabajadoras tienen derecho a la vida, a la salud y a la seguridad en el trabajo, sin distinción alguna. El hecho de que la siniestralidad afecte en mayor medida a la población extranjera no es casualidad, sino el resultado de una estructura laboral basada en la explotación, la desigualdad y el racismo sistémico.