Es esencial aumentar el SMI y el resto del abanico salarial teniendo en cuenta que el precio de la vivienda absorbe una parte desproporcionada de los salarios
El IPC adelantado del mes de diciembre, publicado hoy por el INE, se sitúa en el 2,9%, una décima menos que en noviembre. Esto se explica por el descenso del precio de los combustibles, frente al incremento de hace un año. Por su parte, la tasa subyacente, que elimina los alimentos frescos y los productos energéticos, se mantiene en el 2,6%, igual que el mes anterior.
Con todo, el año concluye con una inflación media del 2,7%, ocho décimas por debajo de las subidas salariales medias alcanzadas en convenio, que ascienden al 3,5%. Este diferencial positivo reafirma la importancia del V AENC, en la medida que ha permitido impulsar incrementos salariales consistentes y proteger el poder de compra de muchas familias trabajadoras.
Sin embargo, al margen del buen momento macroeconómico que atravesamos, una parte significativa de la población trabajadora sigue sin notar una mejora económica clara. Las personas con rentas más bajas siguen sufriendo, en mayor proporción, el alza de precios en productos básicos; mientras que el desbocado precio de la vivienda hace imposible la emancipación o, en el mejor de los casos, absorbe una parte desproporcionada de los salarios.
Abordar la crisis habitacional de manera ambiciosa
En consecuencia, resolver este problema pasa por impulsar en 2026 una senda ambiciosa de aumentos salariales, que supongan una ampliación generalizada del poder adquisitivo y se traduzcan, en última instancia, en una mejora firme de las condiciones de vida de la población trabajadora. Para ello, es esencial acordar un nuevo aumento del SMI, acorde al momento de expansión económica actual, además de seguir presionando hacia arriba el resto del abanico salarial a través de la negociación colectiva, con incrementos que tengan en cuenta la carestía de la vivienda y los elevados márgenes empresariales, que en los últimos años se mantienen en niveles récord.
