UGT considera que se debe incorporar un indicador de carestía de la vivienda en la negociación colectiva para que las subidas salariales reflejen mejor la realidad del coste de vida
Los datos definitivos del IPC de agosto, publicados hoy por el INE, sitúan la inflación anual en el 2,7%, misma cifra que en el mes de julio. Parte de este resultado se debe al comportamiento de los carburantes, cuyos precios descienden menos que hace un año (-0,9% frente al -2,9% del año pasado), y, en sentido contrario, a los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, con un descenso mayor al del año pasado (-0,8% frente al -0,4% del año anterior) y a los servicios para la vivienda, como la electricidad, que no varió de precio este agosto mientras que en 2024 aumentó un 2,3%.
En lo que se refiere a la tasa anual subyacente, que recoge la inflación de componente más estructural, excluyendo energía y alimentos no elaborados, repunta una décima respecto a julio, situándose en el 2,4%. Se trata del segundo repunte mensual consecutivo.
Entre los incrementos anuales más destacados durante este mes, cabe resaltar el transporte combinado de pasajeros (26,7%), el café (20,2%) o el chocolate (18,8). Y, entre los productos con los descensos anuales más altos se encuentra al aceite de oliva (-43,7%), el azúcar (19,3%) y el combustible líquido (-8,2%).
En este contexto, la subida salarial media en la negociación colectiva ha alcanzado el 3,5% en lo que va de año, superando la inflación por un punto porcentual, ya que, en promedio, los precios han crecido un 2,5% en el mismo periodo. Esto significa que las personas trabajadoras están ganando poder adquisitivo, lo que repercute positivamente sobre el consumo de los hogares y, por tanto, sobre la producción y el empleo.
Sin embargo, el encarecimiento de la vivienda ha llevado a que se superen incluso los precios de la burbuja inmobiliaria de 2008 en algunas comunidades autónomas. Por su parte, el alquiler también ha seguido aumentando hasta suponer una proporción de los salarios completamente intolerable. En consecuencia, UGT considera que se debe incorporar un indicador de carestía de la vivienda en la negociación colectiva para que las subidas salariales reflejen mejor la realidad del coste de vida.
Iniciar este otoño con la negociación de un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva
En este escenario, es preciso continuar en esta favorable dinámica para recuperar el poder de compra perdido durante la crisis inflacionaria de 2022 y favorecer el acceso a la vivienda de la población. Para ello, resulta fundamental iniciar este otoño la negociación de un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC). La experiencia del V AENC ha sido muy positiva, demostrando su eficacia para impulsar simultáneamente los salarios, los beneficios de las empresas y la productividad laboral por hora, fortaleciendo además la estabilidad en las relaciones laborales.
Por otro lado, pese a la moderación actual de la inflación, existen riesgos derivados de los acontecimientos que se están produciendo en el ámbito internacional, desde el último acuerdo arancelario alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos, hasta los conflictos abiertos por Israel que podrían enturbiar las relaciones con los países productores de petróleo, uno de los componentes que más afecta a la inflación. Pero, por ahora, ésta se mantiene bajo control, un poco por encima del objetivo del 2% marcado por el BCE, aunque desde mayo se ha ampliado esta brecha.
Los salarios deben continuar creciendo para mejorar la calidad de vida y sostener el crecimiento económico
En definitiva, UGT considera que los salarios deben continuar creciendo para mejorar la calidad de vida de las personas trabajadoras y sostener el crecimiento económico, mientras que se debe evaluar el impacto de la subida de los aranceles y de los enfrentamientos en Oriente Medio para evitar un futuro episodio inflacionario que pueda absorber las actuales mejoras retributivas y perjudicar la capacidad competitiva de nuestra economía.