El IPC cae en febrero cinco décimas respecto del mes anterior
- El conjunto de bienes y servicios más consumidos durante la pandemia crecían un 1,3%, por encima del aumento medio, por eso es tan importante aumentar el SMI y que el salario mínimo en convenio sea, al menos, de mil euros.
- Además, es fundamental impulsar una demanda constreñida por las restricciones, para ello es necesario aumentar los salarios en 2021, y seguir implementando políticas fiscales y monetarias expansivas.
- Una vez asegurada la salud pública, la prioridad debe ser impulsar la actividad y la creación de empleo de calidad con todos los instrumentos al alcance de la política económica.
El IPC Adelantado del mes de febrero ha reflejado un descenso de cinco décimas respecto del mes anterior, lo que supone que su variación anual ha sido nula. El descenso mensual, según indica el INE, se ha debido sobre todo al descenso de los precios de la electricidad, y a un menor avance que en febrero de 2020 de los precios de los servicios de alojamiento y los paquetes turísticos. Por su parte, la tasa subyacente, que elimina los precios de los alimentos frescos y los productos energéticos se sitúa el 0,3% anual.
En conjunto, de confirmarse finalmente estas cifras cuando se publique el índice definitivo (el día 12 de marzo) esto indicaría que la inflación sigue estructuralmente en niveles muy bajos, con independencia de puntuales vaivenes determinados por aquellos bienes y servicios más volátiles (como los productos energéticos o los alimentos sin elaborar). Ello se debe, esencialmente, a la falta de empuje de la demanda, constreñida por las restricciones de todo tipo derivadas de las medidas aplicadas en España y en todo el mundo para controlar la pandemia de Covid-19, y también en parte por la ausencia de tensiones en los mercados de algunos bienes de fuerte repercusión sobre el índice (como los derivados del petróleo).
En suma, la inflación no es un problema ni parece que lo vaya a ser en el corto y medio plazo, lo que debe allanar el terreno para seguir implementando políticas fiscales y monetarias expansivas sin las reservas que, desde algunos organismos, parecen ya apuntarse. La prioridad ahora –y durante muchos meses- es y debe ser, sostener las actividades y el empleo. Y una vez asegurada la salud pública, impulsar la actividad y la creación de empleo de calidad con todos los instrumentos al alcance de la política económica.
Los salarios juegan un papel fundamental en la recuperación
Para ello, los salarios juegan un papel muy importante en la próxima reactivación. Para el conjunto del año se prevé una inflación media del 0,9%, y esa debe ser, en ausencia de perturbaciones, la referencia utilizada en la política de rentas. Por ello, los salarios deben crecer en 2021 de modo que logren ganancias de poder de compra de manera global, porque si no, los hogares no contribuirán de manera adecuada al relanzamiento de las ventas de las empresas, ni a la recuperación del empleo.
Además, es preciso tener en cuenta que los bienes que consumen en mayor proporción los hogares con menor nivel de renta están creciendo más que la medida del IPC, perjudicando la calidad de vida de quienes menos tienen y más dificultades están pasando durante la pandemia. Hay que recordar que el conjunto de bienes y servicios más consumidos por los hogares durante la pandemia crecían un 1,3%, muy por encima del aumento medio del índice. Por eso es tan importante que aumente el salario mínimo interprofesional en 2021, injustamente congelado por el gobierno, y que todos los convenios colectivos garanticen un salario mínimo de al menos, 1.000 euros al mes.