La aprobación final del la Ley europea de IA (AI Act) en la Eurocámara da el pistoletazo de salida a la necesaria regularización de esta disciplina tecnológica en los centros de trabajo
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores valora la nueva Ley aprobada en el seno de la Unión, que obliga a las empresas a adaptarse, en el margen de dos años, a este reglamento de obligado cumplimiento. Transcurrido este tiempo, la IA aplicada al mundo del trabajo se verá bajo la lupa de un estricto control sindical que exigirá el cumplimiento de la ley en vigor (tanto este reglamento de IA como la reciente Ley Rider europea, que también profundiza en la transparencia algorítmica).
Por ello, UGT demanda a las empresas negociar colectivamente durante estos dos años la manera de introducir y desarrollar la IA mediante la negociación colectiva, cumpliendo con el V AENC, que dedica un capítulo a esta materia y que, sin duda, resulta un perfecto vehículo para conformar una IA sin discriminaciones, donde sus beneficios productivos se repartan justamente entre las personas trabajadoras.
El sindicato recuerda que el uso de la Inteligencia Artificial en el mundo del trabajo es un aspecto que pasa muchas veces desapercibido, a pesar de afectar a millones de personas trabajadora en nuestro país. Un 10% de las empresas españolas ya emplea soluciones de IA (un 40% en el caso de las grandes compañías), siendo su aplicación más recurrente la “automatización de flujos de trabajo o ayuda en la toma de decisiones”. Según Eurofound, uno de cada tres personas trabajadoras en España está sometida la dictadura del algoritmo.
La AI Act confirma que la Inteligencia Artificial aplicada al mundo del trabajo es una práctica de alto riesgo y, por tanto, que tienen un impacto potencial negativo en los derechos fundamentales de las personas trabajadoras. De esta forma, el empleo de la IA para el reclutamiento de personal, las promociones profesionales, los despidos, la asignación de tareas o para la vigilancia o monitorización del comportamiento, son usos que deberán someterse a estrictas condiciones de funcionamiento.
En este sentido, UGT señala que, a partir de esta ley, cualquier sistema de IA aplicado al mundo del trabajo y de las relaciones laborales deberá cumplir con exigentes requisitos de evaluación, auditoría y rendiciones de cuentas, demostrando que son herramientas de confianza que garantizan la ausencia de sesgos en sus datos, que funcionan con transparencia y son explicables, que funcionan bajo parámetros de exactitud y solidez y que siempre, siempre, tendrán una supervisión humana que controle toda la cadena de decisiones. Además, el sindicato considera fundamental recordar que queda completamente prohibida cualquier aplicación de la IA para el reconocimiento de emociones en el lugar de trabajo.