La pandemia ha puesto más en evidencia las distintas brechas digitales

  • La crisis provocada por el Covid-19 ha evidenciado no solo las carencias y déficits digitales de España con respecto a otros países, sino también las desigualdades digitales entre los ciudadanos y las empresas. Unas brechas que hay que superar para reconstruir un país bajo el prisma de la igualdad de oportunidades.
  • Más de 2 millones de personas no tienen internet y 750.000 viviendas siguen sin conexión. Pero, además, la brecha digital se ha cebado con los desempleados y el entorno rural o la España vaciada.
  • UGT considera urgente e inaplazable impulsar el proceso de transformación digital en las empresas si queremos que nuestra economía sea competitiva, lo que requiere más inversiones y formación en competencias digitales. Y es que aún hay 12,6 millones de personas trabajadoras que no se han formado nunca en competencias digitales y un 80% de las compañías nunca forman a sus empleados/as.
  • El sindicato defiende que la transformación digital tiene que venir de la mano de más y mejores empleos y derechos laborales e insta al Gobierno y a la patronal a fomentar políticas y medidas adecuadas para afrontar los retos de esta nueva era digital, a través del diálogo social y la negociación colectiva.

Distintos datos evidencian los déficits y carencias digitales de España respecto a otros países, pero la pandemia también ha reflejado las desigualdades digitales que existen en nuestro país. Desigualdades que tenemos que superar para construir un país con futuro.

Así, la publicación por parte del INE de la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares, correspondiente al año 2020, constata una lenta mejoría en términos generales de conectividad, pero también continúa demostrando que:

  • 2,11 millones de personas no disponen de Internet en sus domicilios y hasta 753.000 viviendas no tienen conectividad digital.
  • 8 millones de conciudadanos no usan una herramienta básica como un correo electrónico; el 22% de los españoles no saben buscar información sobre bienes y servicios en Internet y un 38% de la población desconoce la banca electrónica. Además, un 34,6% no sabe cómo comunicarse con las Administraciones Públicas por medios electrónicos, al carecer de los conocimientos necesarios; y 1 de cada 3 españoles no sabe comprar a través de Internet.
  • Los colectivos que más sufren esta forma de desigualdad del siglo XXI son los desempleados y habitantes de los núcleos poblacionales más pequeños.
  • Más de la mitad de los parados españoles únicamente acreditan competencias informáticas bajas o nulas y 1 de cada 4 cuatro no sabe enviar un correo electrónico. Por otra parte, sus habilidades digitales son 15 puntos porcentuales más bajas que las que esgrimen las personas con empleo y solo un 20% de los mismos realizan cursos online. Esta peor preparación de las personas desempleadas en competencias digitales es un hándicap clave para poder encontrar empleo, y se vincula directamente a la precariedad laboral. En un momento como en el actual, la falta de alfabetización digital es directamente proporcional a la falta de empleabilidad y a un peor desarrollo profesional.
  • Por otra parte, cuanto menor es el núcleo poblacional, menor es el índice de conectividad a Internet (-5% comparando una población de menos de 10.000 habitantes con una de más de 100.000), la frecuencia de uso de la web (-8%), del mail (-11%) o del WhatsApp (-5,2%) e incluso la posibilidad de ver películas online (-12,5%) o manejarse con la banca electrónica (-9,6%; se anexa gráfica ilustrativa al final del documento). Sin duda, las deficientes infraestructuras de telecomunicaciones existentes en el rural, pero en gran medida la ausencia de formación digital, explican estos elevadísimos diferenciales.

Déficits en competencias digitales de empresas y trabajadores

Por otra parte, UGT que ha publicado la segunda edición del informe “Digitalización de la empresa española” constata que:

  • El gasto empresarial en TIC, aunque se recupera parcialmente del descalabro de 2019, sigue siendo un 7% menor a la de 2018, cuando alcanzó su máximo histórico. Además, sólo un 18,4% de las empresas contratan a profesionales en Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs)El 98% de las microempresas tienen déficit tecnológico, menos de un 10% de ellas hacen negocias a través de internet y únicamente un 2,5% tienen un profesional TIC en la plantilla.
  • 12,6 millones de personas trabajadoras no se forman nunca en competencias digitales.
  • Un 80% de las compañías nunca forman a sus empleados/as.
  • Durante la pandemia, sólo un 7% de empresas asegura haberse iniciado en el comercio electrónico como forma de mantener la actividad, y un 20% considera que continuará con esta práctica al menos seis meses más.
  • No obstante, todavía hay un 40% de las empresas que le otorga a la digitalización una importancia baja a medio plazo.

El sindicato reclama:

  • Impulsar, de manera urgente, el proceso de transformación digital si queremos que nuestra economía sea competitiva. Si esta transformación no se realiza de manera justa para empresas y trabajadores, los perjuicios serán mayores que los beneficios.
  • Fomentar políticas tendentes a la nueva era digital a través de la negociación colectiva y el diálogo social e impulsar la educación y la formación en competencias digitales. En este sentido, es preciso poner en marcha, con carácter inmediato y prioritario, el Plan sobre capacidades digitales anunciado por el Gobierno a principios de octubre.
  • Establecer planes masivos de formación digital en las empresas. La formación de las personas trabajadoras es la clave de bóveda para garantizar que este proceso de digitalización del tejido productivo alcance un éxito no solo económico, sino social y laboral. Un país que quiere competir y pretende ser tecnológico no puede consentir que la mitad de su fuerza trabajadora no tenga competencias digitales.
  • Dar al proceso de transformación digital una perspectiva a medio y largo plazo, superando así las barreras que suelen marcar las legislaturas. Para conseguirlo, será preciso concretar un respaldo presupuestario suficiente para acometer, por una parte, los necesarios planes de formación para toda la fuerza laboral española, y por otra, para aumentar la sensibilización y la implicación del sector empresarial ante este desafío.
  • Garantizar el diálogo y el entendimiento entre el mundo de la Universidad y de la Formación Profesional con el mundo de la empresa.
  • Desarrollar un marco legislativo garantista y predecible que envíe un mensaje de seguridad jurídica a todos los actores a la hora de acometer este proceso de digitalización del tejido productivo.
  • Incentivar a las empresas para que aumenten radicalmente su inversión en nuevas tecnologías, introduciéndolas de verdad en sus procesos productivos, en las cadenas de valor y en la forma de organizarse y hacer negocios.
  • Ante la evidencia de que, a mayor tamaño de la empresa, mayor es la prevalencia de la digitalización, se deben acometer medidas legislativas y regulatorias para consolidar nuestro tejido empresarial, favoreciendo la creación de empresas con mayor tamaño.