El Vicesecretario General de Política Sindical de UGT, Fernando Luján, y el Secretario de Recursos y Estudios del sindicato, Luis Pérez Capitán, presentan en rueda de prensa el estudio: “Los beneficios empresariales crecen a costa de los salarios”, elaborado por el Servicio de Estudios de la Confederación, donde se pone de manifiesto cómo la inflación está perjudicando la capacidad adquisitiva de las personas trabajadoras, y cómo las empresas están viendo aumentados sus beneficios

Una rueda de prensa en la que han denunciado que los incrementos salariales se encuentran muy alejados de los registrados por el nivel de precios, y donde han reclamado tomar medidas para evitar que las personas trabajadoras sigan perdiendo poder adquisitivo. Para justificar que éstos no aumenten al mismo ritmo e intensidad que la inflación, la patronal y algunas instituciones han utilizado el argumento de que las subidas salariales podrían ser las causantes de efectos de segunda ronda sobre la inflación, pero lo cierto es que no es así, y que España es un país de bajos salarios.

En este sentido, Fernando Luján ha manifestado que, tras la crisis de 2008, los salarios ya fueron utilizados como elemento de estabilización económica. Durante este tiempo, la clase trabajadora sufrió una gran pérdida de poder adquisitivo, plasmada en una reducción de los salarios reales de 10 puntos en tan sólo 5 años. En 2020, y a pesar de haber experimentado periodos de expansión económica, esta brecha seguía sin recuperarse (aún se encontraban 6,4 puntos por debajo de los percibidos en 2008) y ahora, con una inflación del 8,8%, los salarios de convenio tan sólo han experimentado incrementos medios del 2,6% hasta octubre, por lo que la pérdida de poder adquisitivo es de 5,7 puntos. Queda claro, por tanto, que los salarios no están produciendo “efectos de segunda ronda” sobre la inflación.

Por todo ello, ha reclamado la necesidad de “acometer un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que incluya un aumento de los salarios”. Además, ha considerado “imprescindible que suba el SMI también a 1.100 euros en 2023, para trazar la senda de incremento de salarios y recuperar poder adquisitivo. Es posible subir los salarios. Se deben tener retribuciones dignas y suficientes para las personas trabajadoras”.

Los bancos y energéticas registran beneficios récord

Por su parte, Luis Pérez Capitán ha afirmado que el hundimiento del poder adquisitivo de las rentas salariales contrasta con la evolución positiva que registran los beneficios empresariales. El tejido empresarial mejora en 2 puntos porcentuales el margen de beneficio alcanzado el año pasado, superando a su vez, en 1,9 puntos, los niveles pre pandemia. Por sectores, destacan los incrementos en ‘servicios’ y ‘construcción y actividades inmobiliarias’, que rebasan con holgura los márgenes de beneficios de 2019. También destaca el repunte de la ‘industria extractiva’ desde el inicio de la pandemia, llegando a superar en 14,7 puntos el margen de beneficios que atesoraba en 2014.

Lo que más destaca es, nuevamente, el contraste entre la evolución de los beneficios y las retribuciones medias. Así, hasta septiembre de 2022, el resultado ordinario neto de las empresas creció, en acumulado, un 94,7% (95,9% en las empresas grandes y 22% en las medianas), mientras que los salarios medios apenas aumentaron un 3,2%.

El intenso crecimiento de los beneficios se observa de forma muy visible en la cuenta de resultados de las empresas que operan en el IBEX-35 y, especialmente, en aquellas que desarrollan su actividad en los sectores energético y bancario. Durante los 9 primeros meses, el beneficio neto acumulado por las seis grandes empresas energéticas registró un crecimiento del 31% respecto al mismo periodo de 2021, 12 veces más que la variación salarial media pactada hasta octubre (2,6%).

De esta forma, ha señalado que la descomposición del deflactor del PIB, el indicador de precios de la producción interna del país obtenido con los datos de la Contabilidad Nacional, permite constatar cómo los beneficios empresariales son el principal componente explicativo del incremento de los precios. Estos fueron responsables, en promedio, del 83,7% del aumento de precios, mientras que la partida de remuneración de asalariados apenas explica un 14,7% en lo que va de año, casi 6 veces menos. En definitiva, el alza sostenida de precios nada tiene que ver con unos salarios que pierden poder de compra mes a mes, sino con la estrategia de un sector empresarial que aprovecha la falta de competencia en algunos sectores o la expansión de su demanda tras la pandemia para inflar desorbitadamente los precios de sus productos.

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