En el consultorio semanal monográfico de este viernes se ha recordado que el teletrabajo puede ser reversible bien por interés del trabajador o del empresario, pero que debe prevalecer el acuerdo entre las partes

La vuelta de las vacaciones al trabajo y si la presencialidad, ¿es una opción o una obligación? ha sido el tema que se ha desgranado este viernes en el consultorio semanal, que ha contado con la participación de Paula Ruiz, Secretaria General de la Unión de Técnicos y Cuadros de UGT y de Daniel Pueyo, abogado del Servicio de Estudios Confederal del sindicato.

Aunque tras un año y medio de pandemia han cambiado muchas cosas, entre ellas la forma de trabajar, como el teletrabajo, aún no está claro si ha llegado para quedarse. De hecho, se ha pasado de tener unos niveles de teletrabajo, en torno al 30%, al inicio de la pandemia a reducirse a un 10%, según se ha ido recuperando la actividad económica.

Hasta superar la pandemia hay que ir a un modelo mixto y combinar el teletrabajo y la presencialidad

Paula Ruiz considera que en nuestro país aún pesa la cultura de la presencialidad, porque “si no se ve al trabajador o trabajadora se sospecha que no está trabajando”. Por eso, vaticina un “regreso masivo a las oficinas”, lo cual “es una temeridad y una insensatez” pues todavía no hemos superado esta pandemia y sigue habiendo nuevas variantes del Covid. Muchas empresas no pueden garantizar los niveles de seguridad y salud de los trabajadores y trabajadoras frente al Covid, si se incorpora toda la plantilla, lo que repercute en la salud del conjunto de la población y en la recuperación económica y social. “La salud de todos va a redundar en la economía y la recuperación de nuestro país”.

La Secretaria General de la UTC de UGT considera que ahora “deberíamos ir hacia un modelo mixto de alternancia y cohabitación en los espacios de trabajo de tal forma que no se aglutinen un montón de personas”.

Ruíz ha destacado además la brecha que tenemos en España con respecto a la UE en teletrabajo (un 10% en España, frente al 21% en Europa). Sólo hay 6 países de la UE por debajo de España en cuanto a la implantación del teletrabajo.

Por otro lado, en el consultorio se ha señalado que mientras grandes multinacionales, como Google, asumen el teletrabajo, en España, donde el tejido empresarial está conformado mayoritariamente por pymes, no se asume de la misma forma.

El teletrabajo es reversible

Por su parte, Daniel Pueyo, abogado del Servicio de Estudios de UGT, ha diferenciado el marco normativo que había sobre el teletrabajo cuando comenzó la pandemia, que se limitaba a lo que marcaba el Estatuto de los Trabajadores y el marco normativo aprobado en septiembre del año pasado fruto del diálogo social y que regula el teletrabajo, pero que deja flecos para acordar en el marco de la negociación colectiva. “El teletrabajo vino a este país como una medida para evitar contagiarnos y la actual normativa no tiene nada que ver”.

Ante la pregunta de si las empresas pueden obligar a las y los trabajadores a volver a las oficinas ha dicho que “el trabajo es reversible, bien por el trabajador o por la empresa, lo que no es reversible es la obligación de garantizar la seguridad y salud de los trabajadores y trabajadoras”.

Sobre la obligación de la empresa de comunicar con un cierto tiempo a los trabajadores la vuelta a las oficinas, Pueyo ha destacado que “normativamente no hay nada estipulado”, esto depende de los acuerdos que se alcancen en los centros de trabajo. Asimismo, ha señalado, que el trabajador debe devolver las herramientas facilitadas por la empresa para ejercer el teletrabajo, si así lo exige la empresa. No obstante, ha aclarado que la casuística depende de lo que se acuerde en cada empresa. Eso sí, ha recordado que la nueva Ley fija que los empresarios deben asumir los gastos que genera el teletrabajo.

Por último, en el consultorio se ha aconsejado a los trabajadores y trabajadoras aclarar posibles dudas con las respectivas secciones sindicales y comités de empresa de cada centro de trabajo.