La ONU celebra el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, bajo el lema Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género. Un mensaje en línea con la labor de concienciación que UGT viene desarrollando, en los últimos años, para alertar sobre esta nueva forma de desigualdad

La digitalización de nuestra sociedad, nuestra economía y nuestro mercado de trabajo está demostrando que cualquier evolución tecnológica requiere una mirada de género. De no ser así, también, los progresos tecnológicos acabaran perjudicando a las mujeres, discriminándolas, relegándolas a un segundo plano o perpetuando estereotipos inconcebibles.

UGT, en los estudios publicados en los últimos ocho años (Mujer&Tecnología, La Brecha Digital en España, Teletrabajo y Corresponsabilidad y Las decisiones algorítmicas en las relaciones laborales) ha analizado el impacto de este proceso de digitalización en la igualdad de género. De los mismos destaca cuatro aspectos que reflejan la realidad que sufren las mujeres en un entorno tecnológico, en ocasiones, demasiado hostil:

Brecha Digital. Todavía en 2023, dos de cada tres excluidos digitales son mujeres. Además, en la denominada segunda brecha digital, la referida al uso y aprovechamiento de herramientas digitales más avanzadas, las mujeres acreditan una carencia de habilidades muy superior a la de los hombres, lo que les impide desde pedir cita online con su médico de familia, a ver su extracto a través de la banca electrónica, o configurar adecuadamente su teléfono móvil. Se trata de una desigualdad transversal que interactúa directamente con otros factores de exclusión, como la edad o residir en entornos rurales.

Empleo tecnológico. El mercado de trabajo tech es claramente refractario a la participación de las mujeres. No solo porque la brecha salarial se cifre en un 17% en el sector TIC, sino porque los estudios nos demuestran una realidad que expulsa, sin ambages, a las mujeres:

  • Las mujeres que trabajan en empresas tecnológicas trabajan más horas a la semana (42) que en cualquier otro sector (11 más que la media del resto de sectores).
  • Las mujeres abandonan su puesto de trabajo tecnológico al convertirse en madres (un 43% de mujeres abandonan el mercado laboral al convertirse en madres, frente a un 23% de los hombres al convertirse en padres); y, por si esto no fuese poco, las madres primerizas presentan muchas más probabilidades que los padres primerizos para abandonar su perfil STEM, cambiar a un trabajo a tiempo parcial o salir del mercado de trabajo.
  • En consecuencia, treinta años después de finalizar su formación académica (cuando las mujeres y los hombres tienen alrededor de 50 años), las mujeres tienen la mitad de posibilidades que los hombres de seguir trabajando como ingenieras o informáticas.

Con estas cifras no es de extrañar que 3 de cada 4 profesionales TIC en España sean hombres y que el número de tecnólogas especializadas en Inteligencia Artificial (IA) o Ciberseguridad sea inferior al 1% (cuando el 56% de los graduados universitarios son de sexo femenino).

Sesgo algorítmico. Las muestras de que los algoritmos continúan discriminando a las mujeres son numerosas: desde el traductor de Google, que en 2016 perpetuaba los estereotipos profesionales de género, al antecesor del actual ChatGPT (que mostró un comportamiento misógino y machista), pasando por los ejemplos de software discriminatorio de LinkedIn, Amazon, Facebook o Microsoft. Sin duda, la poca participación las mujeres en el diseño de estos productos, junto con el nulo compromiso de las empresas (tanto las que desarrollan algoritmos, como las que los adquieren) por auditar estas aplicaciones con una perspectiva de género, explican esta reiterada y muchas veces invisible discriminación.

Teletrabajo. Las cifras continúan demostrando que trabajar en remoto perpetúa los roles de género. La falta de sensibilidad social y empresarial, junto a una forma equivocada de conceptuar el teletrabajo, está acabando el teletrabajo de las mujeres.

Por estas poderosas razones, UGT reivindica un 8M con una mirada de mujer, que sea digital, tecnológica, inclusiva, sin sesgos, sin discriminación y sin desigualdades de género.